Las condiciones para que ocurra en Managua una catástrofe de grandes magnitudes parecen estar dadas: amenaza de sismos, mala calidad de los materiales y de las construcciones, falta de supervisión de la comuna capitalina en la elaboración de materiales y en la construcción de obras, y advertencia de colapso de grandes edificaciones.
Francisco Campos tiene 17 años de ser albañil. De su trabajo depende la seguridad de mucha gente que le encomienda la construcción de sus hogares.
Sin inmutarse, Campos revela que en Managua no se construye de acuerdo con lo que establecen las normas de construcción, pero se libra de culpa cuando asegura que sus clientes así lo deciden después de que él les advierte de un eventual colapso de la infraestructura ante un sismo, si no invierten lo necesario para cumplir con esas reglas.
“Siempre le digo al cliente: ‘Mire, esta pared le va a quedar débil, se le va a romper al poco tiempo. Si así le parece, después no me culpe’”, relata Campos, quien es una de las 5 mil personas que se dedican al negocio de la construcción en el sector informal en Managua, según estimaciones del Ministerio del Transporte e Infraestructura, MTI.
La pobreza en algunos y la tacañería en otros son suficientes para que los managuas ignoren las consecuencias de un terremoto de gran magnitud, como los ocurridos en marzo de 1931 y en diciembre de 1972, en el último de los cuales se calcularon alrededor de 10 mil muertos, más de 20 mil heridos y el 60% de la infraestructura de Managua destruida, lo que en pérdidas materiales sumó más de US$845 millones.
Construcciones vulnerables
De acuerdo con el Estudio de Vulnerabilidad Sísmica de Managua, presentado en agosto de 2005, en al menos la mitad de 260 casas inspeccionadas de forma aleatoria en cinco distritos de Managua, en un espacio de 10 manzanas, no tienen información o es errónea sobre el material utilizado para su construcción.
Ese estudio fue elaborado por la firma WorldInstituteforDisasterRisk Management, Inc., de Alexandria VA, USA, entre enero de 2004 y febrero de 2005, como parte de un plan de reducción de vulnerabilidad ante “desastres naturales”, que sería ejecutado por los estatales Sistema Nacional de Prevención, Atención y Mitigación de Desastres (Sinapred) y el Instituto Nicaragüense de Estudios Territoriales, Ineter.
Los investigadores usaron de referencia los registros de catastro proporcionados por la Alcaldía de Managua, ALMA: “Como resultado de las inspecciones realizadas, se pudo establecer que la principal fuente de errores en la determinación del sistema estructural es la incongruencia entre el contenido de catastro y lo realmente observado en el lugar”, se lee en la página 13 del documento.
Los inspectores contrastaron la información suministrada por ALMA con la encontrada en el campo, al verificar el material de paredes exteriores, número de niveles, material de la cubierta, su uso, número de ocupantes, horarios de mayor ocupación, sistema estructural y el material de entrepiso.
Supervisión ausente
Dionisio Marenco, exalcalde capitalino (2005-2009), revela que la comuna no tiene una supervisión exhaustiva que garantice que se construya de acuerdo con el Reglamento Nacional de Construcción (RNC), como lo establece el artículo dos de ese documento, y menos que se cumpla fielmente con un plan de ordenamiento territorial de Managua.
“Hay muy poca capacidad para darle un seguimiento disciplinado a eso (construcciones en Managua), porque no tenés el personal suficiente para estar sobre cada construcción, viendo si cada estribo de una viga lleva el número de hierro, si vas a hacer las suficientes conexiones entre columna y viga”, afirma Marenco.
Óscar Escobar, Director General de Normas de Construcción y Desarrollo del MTI reconoce que esa cartera debería actuar como ente regulador de las construcciones, de acuerdo con el artículo 25 de la Ley de Organización, Competencia y Procedimientos del Poder Ejecutivo (Ley 290), sin embargo, se limitan a emitir licencias y normas de construcción.
“El MTI elabora esas normas, y les corresponde a las municipalidades de cada región la aplicación”, explica Escobar. Asegura que existe una nueva cartilla de la construcción dirigida a maestros de obras, ingenieros civiles recién graduados y funcionarios de las alcaldías para garantizar la construcción de acuerdo con las normas. Sin embargo, el funcionario del MTI no brindó copia de esa cartilla y tampoco está disponible en el sitio oficial www.mti.gob.ni.
Materiales de mala calidad
De 28 fabricas de bloques que el MTI registra en la capital, 21 (75%) no cumplen con garantizar un bloque de concreto de calidad al no contar con la suficiente comprensión, tal como se establece en el artículo 61 del Reglamento, según verificaron los laboratorios de esa cartera.
Las fábricas que no cumplen son: Ladrillerías San Juan, “Karen”, Atlas; las fabricas de bloques Santa María, Fuentes Vivas #2, San Agustín, “Ebenezer”, “Geremías” 33-33, “Claudia Mendoza”, Santa Julia, Pinar del Río, Hermanos Silva, “Rolando Rosales”, “Elvis Toruño”, El Nuevo Bóer, “Danielka”; las ventas de materiales de construcción “Morales”, “Guerrero”, San Gabriel, San Luis, y la Asociación de Redes de Solidaridad.
Desde el 25 de mayo reciente solicitamos una entrevista al director de Medio Ambiente y Urbanismo de ALMA, Arlong Salgado, para conocer su versión sobre las inspecciones a la construcción de edificios, participación en la verificación de la calidad de materiales de construcción y en la aplicación del Plan de Ordenamiento Territorial de Managua, pero no ha habido respuesta.
“El 70% de los materiales que se producen no tienen control de calidad. Te estoy hablando de los bloques, incluso de la piedra cantera, de piedrines, entonces, si no tenemos control de calidad estamos construyendo a la ciega, estamos construyendo con un alto riesgo”, dice Dionisio Rodríguez, Director del Instituto de Geología y Geofísica de la UNAN-Managua.
Adicional a la mala calidad de los materiales producidos en fábricas de bloques, muchos capitalinos construyen con hierro usado sin ninguna certificación, que compran en las chatarreras, según confirmó Marcos Lagos, quien se dedica al negocio de la venta de hierro desde hace 39 años, después del terremoto de 1972.
“Nosotros íbamos a sacar varillas, de ahí surgió el negocio”, refiere Lagos. Confirmó que desde ciudadanos comunes hasta ingenieros de renombre llegan hasta su negocio a comprarle hierro para construcciones pequeñas, medianas y grandes.
Lagos negó que instituciones estatales lleguen a inspeccionar la calidad del material que venden y los demás negocios similares, sin embargo, afirmó enérgicamente que paga los impuestos a la Dirección General de Ingresos (DGI) de forma cumplida.
Peligro de grandes edificios
El estudio Vulnerabilidad Sísmica de Managua, revela, además, que la mayoría de grandes edificios ubicados en la capital representan peligro para la población, al existir grietas, degradación y fisuras debido a la humedad y a las reparaciones inadecuadas, que las hacen vulnerables ante los sismos.
Entre los más vulnerables están la antigua Catedral de Managua. “Su resistencia sísmica (de la antigua catedral) es casi nula, y es muy probable que colapse por completo, aun ante sismos de mediana intensidad… El valor que tiene para la ciudad es incalculable, y su pérdida total será muy lamentable y un duro golpe emotivo para la población”, señalan los resultados del estudio.
La actual Catedral de Managua, edificada en 1993, su configuración en la planta, su elevación irregular y la complejidad arquitectónica, sumado a los cambios exagerados en la estructura, podrían “ser causantes de efectos indeseables ante solicitaciones sísmicas”, revela el documento.
El plenario de la Asamblea Nacional funciona en un edificio construido en 1938, y luego del terremoto de 1972 la infraestructura sufrió daños ligeros, que si bien fueron reparados, los resultados de la inspección determinaron que la estructura no fue reforzada.
El edificio central del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social, INSS, construido entre 1960 y 1961, y que sufrió serios daños en el terremoto de 1972, y luego fue reforzado en 1997 con adición de muros y encamisado de las columnas de concreto, durante las inspecciones se observó que “no existe reparación entre la torre y las alas del edificio… el piso de la azotea, de las alas del edificio, presenta múltiples grietas longitudinales, las cuales pudieron ser reflejo de fisuras en la losa”.
Bomberos necesitan ayuda
Malas reparaciones, corrosión avanzada, grietas debido a la humedad y deterioro de las estructuras son algunos de los problemas que se presentan en otras grandes edificaciones de Managua: Teatro Nacional “Rubén Darío”, el actual y anterior edificio de Telcor, Palacio de la Cultura, Palacio de Correos, Plaza Inter.
De igual forma, el estudio señala la urgencia de reparar y reforzar el edificio de los bomberos en sus columnas, las cuales podrían colapsar en caso de terremoto y dejar sin atención a la población.
“Sin duda, merece una atención prioritaria de las autoridades, con el objeto estar en posibilidad de atender la emergencia que se presentará luego de eventos sísmicos de mediana y de gran magnitud”, reza el documento.
En el caso del mercado “Roberto Huembes”, cuya construcción concluyó en 1979, los resultados de las inspecciones señalan varias vulnerabilidades estructurales, como columnas muy deterioradas por la corrosión, muros y losas adosadas a columnas, y la diferencia entre altura de columnas. Eso significa que de ocurrir un terremoto en momentos que transita mucha gente por ese centro de compras, podría resultar catastrófico para los visitantes.
(Con la colaboración de María José Salgado)
Fuente: http://www.elnuevodiario.com.ni/especiales/231667-construcciones-peligrosas-acechan-a-managuas