2011-08-09
Fotografías satelitales publicadas ayer por la NASA demostraron que el terremoto y el tsunami que afectaron a Japón el pasado 11 de marzo viajaron miles de kilómetros y provocaron fracturas y desprendimiento de icebergs en el Polo Sur del planeta.
Las olas y vibraciones que viajaron 13 mil kilómetros desde el epicentro del sismo, en Japón, hacia el norte del planeta quebraron hielos que tenían miles de años juntos y que ahora son bloques de hielo flotantes con una superficie que mide más que un campo de futbol soccer. La superficie total afectada, de la cual se generaron esos desprendimientos, equivale a dos veces el tamaño de la isla de Manhattan, en Nueva York.
Un fenómeno parecido había sido registrado con narraciones verbales en el siglo XIX en América del Sur. Gigantescos bloques de hielo o icebergs fueron vistos frente a las costas de Chile después de que ocurrieron fuertes terremotos, pero ésta es la primera prueba, con fotografías satelitales. Uno de los datos más impresionantes es que la alteración surge de un terremoto originado a más de 13 mil 600 kilómetros del Polo Sur y pudo fracturar las gruesas capas de hielo, que tienen cientos de metros de profundidad.
El estudio fue publicado este lunes en la revista científica Journal of Glaciology y en el portal de la NASA en la dirección www.nasa.gov/topics/earth/features/tsunami-bergs.html.
ESTUDIO. El hallazgo fue encabezado por una científica llamada Kelly Brunt, que es experta en un campo de investigación llamado Criosfera, que es el estudio de las zonas del planeta que están permanentemente cubiertas con hielo. Su centro de trabajo es el Centro Goddard de Vuelo Espacial.
Ella y sus colegas pudieron demostrar que sí hay un vínculo, del tipo causa y efecto, entre el desprendimiento de gigantescos icebergs de la plataforma de hielo llamada Sulzberger, en la Antárctica
El nacimiento de un iceberg puede darse en múltiples procesos. A menudo, los científicos ven los monolitos imponentes, congelados, entrar en los mares polares y trabajan hacia atrás para averiguar la causa.
Por eso, cuando el tsunami de Tohoku fue provocado en el Océano Pacífico el 11 de marzo en la primavera, Brunt y sus colegas de inmediato miraron hacia el sur. Durante todo el camino hacia el sur utilizaron múltiples imágenes de satélite, Brunt, Emile Okal, de la Universidad Northwestern, y MacAyeal Douglas, de la Universidad de Chicago, fueron capaces de observar nuevos icebergs flotando en el mar poco después de que el oleaje por el tsunami llegó a la Antártida.
Para poner la dinámica de este evento en perspectiva: Un terremoto en la costa de Japón causó enormes olas que estallaron fuera de su epicentro. El agua se desplazó hacia una plataforma de hielo en la Antártida o Antárctica, a 13 mil 600 kilómetros de distancia, y cerca de 18 horas después de ocurrido el terremoto, las olas rompieron varios trozos de hielo que en conjunto equivalía a dos veces la superficie de Manhattan.
Gracias a que ya existía una hipótesis sobre este posible efecto, los científicos fueron capaces de ver las capas de hielo antártico en un proceso lo más cercano a tiempo real, como lo permiten las imágenes de satélite, y echar un vistazo a un nuevo iceberg flotando en el mar de Ross.
Las olas y vibraciones que viajaron 13 mil kilómetros desde el epicentro del sismo, en Japón, hacia el norte del planeta quebraron hielos que tenían miles de años juntos y que ahora son bloques de hielo flotantes con una superficie que mide más que un campo de futbol soccer. La superficie total afectada, de la cual se generaron esos desprendimientos, equivale a dos veces el tamaño de la isla de Manhattan, en Nueva York.
Un fenómeno parecido había sido registrado con narraciones verbales en el siglo XIX en América del Sur. Gigantescos bloques de hielo o icebergs fueron vistos frente a las costas de Chile después de que ocurrieron fuertes terremotos, pero ésta es la primera prueba, con fotografías satelitales. Uno de los datos más impresionantes es que la alteración surge de un terremoto originado a más de 13 mil 600 kilómetros del Polo Sur y pudo fracturar las gruesas capas de hielo, que tienen cientos de metros de profundidad.
El estudio fue publicado este lunes en la revista científica Journal of Glaciology y en el portal de la NASA en la dirección www.nasa.gov/topics/earth/features/tsunami-bergs.html.
ESTUDIO. El hallazgo fue encabezado por una científica llamada Kelly Brunt, que es experta en un campo de investigación llamado Criosfera, que es el estudio de las zonas del planeta que están permanentemente cubiertas con hielo. Su centro de trabajo es el Centro Goddard de Vuelo Espacial.
Ella y sus colegas pudieron demostrar que sí hay un vínculo, del tipo causa y efecto, entre el desprendimiento de gigantescos icebergs de la plataforma de hielo llamada Sulzberger, en la Antárctica
El nacimiento de un iceberg puede darse en múltiples procesos. A menudo, los científicos ven los monolitos imponentes, congelados, entrar en los mares polares y trabajan hacia atrás para averiguar la causa.
Por eso, cuando el tsunami de Tohoku fue provocado en el Océano Pacífico el 11 de marzo en la primavera, Brunt y sus colegas de inmediato miraron hacia el sur. Durante todo el camino hacia el sur utilizaron múltiples imágenes de satélite, Brunt, Emile Okal, de la Universidad Northwestern, y MacAyeal Douglas, de la Universidad de Chicago, fueron capaces de observar nuevos icebergs flotando en el mar poco después de que el oleaje por el tsunami llegó a la Antártida.
Para poner la dinámica de este evento en perspectiva: Un terremoto en la costa de Japón causó enormes olas que estallaron fuera de su epicentro. El agua se desplazó hacia una plataforma de hielo en la Antártida o Antárctica, a 13 mil 600 kilómetros de distancia, y cerca de 18 horas después de ocurrido el terremoto, las olas rompieron varios trozos de hielo que en conjunto equivalía a dos veces la superficie de Manhattan.
Gracias a que ya existía una hipótesis sobre este posible efecto, los científicos fueron capaces de ver las capas de hielo antártico en un proceso lo más cercano a tiempo real, como lo permiten las imágenes de satélite, y echar un vistazo a un nuevo iceberg flotando en el mar de Ross.