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Uno de sus objetivos fundamentales es el monitoreo sísmico permanente de la actividad de origen tectónico y volcánico del territorio nacional.

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Los volcanes activos son observados a través de diversas tecnologías.

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La tecnología comprende un conjunto de teorías y técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico. No es de sorprenderse que a diario aparezcan nuevas técnicas y revolucionarias teorías que permitan que la tecnología avance a pasos agigantados, facilitando procesos y resolviendo problemas dentro de diversas áreas del quehacer de la comunidad en general.


Desde su creación, el IG ha visto la necesidad de utilizar instrumentos que le permitan realizar una precisa vigilancia tanto en sísmica como en varios otros parámetros relacionados al vulcanismo.

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Miércoles, 16 Agosto 2017 13:05

El terremoto de Ibarra del 16 de Agosto de 1868

A la una y cuarto de la mañana del 16 de Agosto de 1868, dos sacudimientos sísmicos grandes separados pocos segundos arruinaron a la provincia de Imbabura. Las ciudades de Ibarra, Atuntaqui, Cotacachi, Otavalo y Urcuquí fueron completamente destruidas, así como muchos pueblos de sus alrededores. Según Pedro Fermín Cevallos, Otavalo perdió de 2500 a 3000 habitantes sin contar heridos y mutilados, Cotacachi 1300, Ibarra de 1200 a 1300, Urcuquí y sus alrededores 1200; Atuntaqui, Salinas, Tumbabiro e Imantag, algo más de 2300. El autor indica: “Para un sacudimiento como el de entonces, no cabía escape para edificios ni para mortales, pues fácilmente cayeron de cuajo los templos levantados sobre cimientos y muros de cal y canto como las casas construidas sobre adobes, de uno o dos pisos”. El Dr. García Moreno, nombrado Jefe Civil y Militar de la provincia indica que el terremoto dejó de 15 a 20.000 muertos (Amílcar Varela).

El terremoto de Ibarra del 16 de Agosto de 1868

Fig. 1 - Dibujo de las Ruinas de la catedral de Ibarra, por Riou, según croquis de Edouard André (1875-1882).


A la una y cuarto de la mañana del 16 de agosto de 1868, dos sacudimientos sísmicos grandes separados pocos segundos arruinaron a la provincia de Imbabura. Las ciudades de Ibarra, Atuntaqui, Cotacachi, Otavalo y Urcuquí fueron completamente destruidas, así como muchos pueblos de sus alrededores. Según Pedro Fermín Cevallos, Otavalo perdió de 2.500 a 3.000 habitantes sin contar heridos y mutilados, Cotacachi 1.300, Ibarra de 1.200 a 1.300, Urcuquí y sus alrededores 1.200; Atuntaqui, Salinas, Tumbabiro e Imantag, algo más de 2300. El autor indica: “Para un sacudimiento como el de entonces, no cabía escape para edificios ni para mortales, pues fácilmente cayeron de cuajo los templos levantados sobre cimientos y muros de cal y canto como las casas construidas sobre adobes, de uno o dos pisos”. El Dr. García Moreno, nombrado Jefe Civil y Militar de la provincia indica que el terremoto dejó de 15 a 20.000 muertos (Amílcar Varela).

Los efectos se sintieron también en el campo: “Los cerros se desquiciaron y la tierra se corrió como el agua en varios puntos. Los ríos se represaron con los derrumbes de las lomas y con sus desestancamientos hubieron espantosos aluviones que barrieron los bosques” (Teodoro Gómez de la Torre, citado por Amílcar Varela). Los deslizamientos de las estribaciones de los volcanes de la provincia como el Yanahurco, Cotacachi e Imbabura taponaron algunas quebradas y se generaron aluviones que cubrieron extensas zonas (El Ejido de Caranqui, la Banda, y la Calera en Cotacachi fueron zonas cubiertas por estos aluviones). Debido a la destrucción de los caminos, la comisión médica enviada desde Quito llegó a la provincia de Imbabura siete días después del terremoto.

El terremoto de Imbabura del 16 de agosto de 1868
Foto 1. Rafael Troya "Terremoto de Ibarra de 1868" (1895). Colección Centro Cultural el Cuartel, Ibarra.


La población sobreviviente de Ibarra se reasentó en la zona de la parroquia La Esperanza. Tres años y seis meses más tarde retornaron a su antigua localidad.

La magnitud estimada del sismo en base a la distribución de intensidades de 7.3 (Beauval y colaboradores 2010), que lo convierte en uno de los terremotos más grandes generado por fallas tectónicas de la corteza continental en el país. Identificar la fuente sísmica de este terremoto se ha convertido en una tarea difícil y compleja por la falta de información sismológica en esa época ya que la primera estación sísmica en el país se instaló 36 años más tarde. Se han realizado estudios neotectónicos donde se ha conjeturado que el terremoto se habría originado en la falla tectónica de Otavalo (Eguez y colaboradores, 2003) o en el sistema de fallas de Billecocha (Saqui, 2019 y Jomard et al., 2021) que se encuentra en los páramos de la cordillera occidental, entre el Cotacachi y el Yanahurco.

Es importante señalar que el terremoto de Imbabura fue precedido por otro evento de menor magnitud con epicentro en zona de El Angel, provincia del Carchi, que ocurrió cerca de las 16h00 del 15 de agosto y que afectó a las poblaciones de El Ángel y Mira. Este sismo ha sido atribuido a la falla tectónica El Angel que está descrita por Eguez y colaboradores (2003).

El Instituto Geofísico mantiene la vigilancia y el estudio sísmica de la provincia de Imbabura con una red de 6 estaciones sísmicas, cuatro en los alrededores de Cuicocha, una en el flanco occidental del Imbabura, en Chachimbiro, incluyendo una estación de la Red Mundial y cinco acelerógrafos instalados en las zonas urbanas Ibarra, Otavalo, Atuntaqui y Cotacachi.


M. Ruiz Romero
Instituto Geofísico
Escuela Politécnica Nacional

Fragmentos tomados del documento original EL TERREMOTO DE RIOBAMBA

de 4 de febrero de 1797

Autor: Jose Egred A.

Instituto Geofísico - Escuela Politécnica Nacional

 

El terremoto de 1797 es el de mayor intensidad entre los que ocurridos en nuestro territorio, afirmación que se funda en los efectos que tuvo. Incluso fue uno de los más grandes del continente, si nos atenemos a lo que testifican varios manuscritos en los que se lo catalogó como "... el temblor más formidable que se haya experimentado desde el descubrimiento de América hasta aquel día..." En la villa de Riobamba fue tal la destrucción, que los sobrevivientes no juzgaron conveniente reconstruirla en el mismo sitio, ya que a más de la destrucción total de las construcciones, el represamiento del río que atravesaba la villa amenazaba con un futuro desbordamiento. Entonces, en concordancia con las autoridades de la Real Audiencia de Quito y luego de largas y engorrosas deliberaciones y análisis de carácter geográfico, político, social y religioso que formaron voluminosos expedientes y demandaron un considerable tiempo, decidieron finalmente el cambio de sitio de la ciudad al lugar que hoy ocupa. No todos los pobladores quedaron satisfechos con la decisión, pero ante la orden terminante del presidente de Quito, lo aceptaron y Riobamba fue reconstruida desde la nada. Otras poblaciones también intentaron mudarse de sitio, para lo cual el presidente ordenó que se le informara la realidad en que se encontraban, las razones para solicitar el cambio y el lugar al que deseaban trasladarse. Algunos poblados y villas como Ambato lo intentaron pero finalmente tal propósito no se concretó o los cambios fueron mínimos.

Los efectos del terremoto no se limitaron a la destrucción de ciudades y pueblos de la zona central del Valle Interandino, pues fue tal la energía liberada, que se alteró la configuración topográfica de montes, valles y ríos de la región, con el desplome cerros completos, valles que se rellenaron, ríos que cambiaron de curso, desaparición de haciendas enteras por los deslizamientos o en grietas de increíble magnitud. El terreno se hundió en unos lugares y se levantó en otros. En resumen, en una extensa zona cambió por completo el paisaje. Traduciendo lo anterior a términos sismológicos, se debe decir que ocurrieron casi todos los fenómenos asociados con los terremotos, tales como: fallas en la superficie, levantamientos y hundimientos del suelo, licuefacciones, deslizamientos, grietas, ondas observadas en la tierra, represamientos de ríos, avalanchas, ruidos subterráneos y posible volcanismo asociado. El área macrosísmica, de acuerdo a la división política actual, va desde el sur de la provincia de Chimborazo hasta la zona central de la provincia de Pichincha, a lo ancho de todo el Valle Interandino.

En Riobamba la mayoría de casas cayó desde sus cimientos, perdiéndose hasta el trazado de las calles. A la destrucción causada por la vibración del suelo, se sumó el deslizamiento del monte Cullca -al pie del cual se encontraba la ciudad- sepultando tres barrios, hasta la plaza de La Merced, con un volumen de tierra que hizo imposible rescatar personas o bienes. De acuerdo con el plano de la antigua Riobamba y la ubicación de la plaza de La Merced, se cubrió aproximadamente la cuarta parte de la ciudad. Quedaron destruidas todas las iglesias y conventos, edificios públicos, el hospital y sus seis escuelas. Muchas otras poblaciones del corregimiento de Riobamba, también fueron prácticamente arrasadas y en general todas sus parroquias experimentaron daños mayúsculos. Ambato y las poblaciones de su Corregimiento corrieron similar suerte. En lo que hoy constituye la provincia del Cotopaxi, Latacunga fue la localidad más destrozada. Efectos de consideración se presentaron desde Guaranda hasta Machachi y con intensidad decreciente llegaron hasta Quito por el norte y posiblemente Cuenca por el sur.

El sismo fue sentido por el norte hasta Popayán y por el sur hasta Piura y en sentido esteoeste, desde la costa hasta el Napo, o seguramente más lejos, pues esto no se puede precisar porque los territorios orientales casi no estaban colonizados.

El número de víctimas será imposible determinarlo con exactitud, pues si bien el presidente de Quito ordenó realizar una conteo prolijo de los muertos, agrupándolos "por castas sociales", los resultados no fueron satisfactorios por varios motivos, entre ellos, la circunstancia de que muy poco se tomó en cuenta a los estratos sociales bajos. A los indígenas de los sectores rurales no se les prestó mayor atención ni siquiera en los lugares más próximos y peor aún en sitios alejados donde, a más de las personas que murieron bajo los escombros de casas y chozas, los derrumbes y las avalanchas causaron gran mortandad imposible de ser constatada.

 

El documento original se encuentra en: http://www.igepn.edu.ec/index.php/publicaciones-para-la-comunidad/el-terremoto-de-riobamba-de-1797.html

06 de diciembre de 2011

(CNN) — La devastadora pared de agua que golpeó Japón en marzo pasado fue el resultado de al menos dos olas que se combinaron para crear un tsunami más poderoso, informaron científicos el lunes.

Dorsales oceánicas y montañas bajo la superficie del agua canalizaron las marejadas creadas por el sismo de 9 grados de magnitud, que golpeó la costa de Japón, reuniéndolas en mar abierto para formar un “tsunami en fusión”, de acuerdo con investigadores de la NASA y de la Universidad Estatal de Ohio.

El sismo y el tsunami mataron a 15,840 personas, de acuerdo con el más reciente número de víctimas, y causaron una crisis nuclear en la planta de Fukushima Daiichi.

Los datos de satélite permitieron a los investigadores darse cuenta de cómo se formó el tsunami y su fuerza destructiva.

“Nadie había observado en definitivo un tsunami en fusión hasta hoy”, dijo mediante un comunicado Y. Tony Song, científico investigador del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California.

Los resultados de la investigación pueden ayudar a predecir el riesgo de tsunamis en el futuro.

“Podemos usar lo que aprendimos para realizar mejores pronósticos de peligro de tsunami en regiones costeras específicas en cualquier parte del mundo”, aseguró el profesor C.K. Shum, de la Universidad Estatal de Ohio.

Fuente: http://cnnespanol.cnn.com/2011/12/06/el-tsunami-que-golpeo-japon-fue-una-combinacion-de-fuertes-olas/

Pueden permanecer semanas (en algunos casos hasta dos meses) en la atmósfera y aunque son partículas pequeñísimas (menores a un grano de azúcar) ponen en serio riesgo las operaciones aéreas. Estas partículas que provienen de la ceniza emitida tras una erupción volcánica pueden provocar daños en las ventanas de las aeronaves, debido a la fricción o rozamiento que ejercen.

 

De esta manera pueden generar una disminución significativa de la visibilidad de los pilotos durante el vuelo. El otro peligro asociado con los viajes aéreos es la posibilidad de que estas partículas de ceniza ingresen en las turbinas y alteren su funcionamiento.

 

El ecuatoriano Mario Ruiz, jefe del Área de Sismología del Instituto Geofísico de la Escuela Politécnica Nacional, dice que la ceniza contiene partículas de silicato, elemento abrasivo que disminuye el flujo de aire que ingresa en los motores de la aeronave. El mayor peligro es que estas partículas pueden ingresar al interior del motor y solidificarse y, por lo tanto, afectar su operación.

 

El vulcanólogo e investigador ecuatoriano Gorki Ruiz precisa que las nubes de ceniza dependen del tamaño de la erupción, es decir, del material lanzado a la atmósfera y el grado de fragmentación del magma. A mayor fragmentación, partículas más finas y mayor la altura de la nube eruptiva alcanzada sobre el volcán. En este sentido, las nubes de ceniza pueden viajar cientos de kilómetros, e incluso miles.

 

Según Gorki Ruiz, el trayecto de las partículas depende básicamente del tamaño, ya que las partículas más grandes caen en las cercanías del volcán, mientras que las más pequeñas prácticamente pueden flotar y ser transportadas por los vientos a grandes distancias del centro de emisión.

 

La nube de ceniza, proveniente de la última erupción registrada en el complejo volcánico Puyehue Cordón Caulle, en el sur de Chile, también fue transportada por el viento a grandes distancias y por eso generó inconvenientes en el tráfico aéreo del Cono Sur al cancelarse decenas de vuelos en aeropuertos de Argentina, Uruguay, Chile, Brasil y Paraguay.

 

Mario Ruiz dice que hay algunos centros de vigilancia que alertan a las aerolíneas sobre la presencia de ceniza. El Instituto Geofísico envía los reportes al Centro de Alerta de Ceniza Volcánica, en Washington, Estados Unidos, cuando hay peligro por partículas de ceniza. “Sabemos que desde Washington se envían reportes, con claves especiales a las direcciones de aviación de la región”. Este centro, dice, es responsable de establecer un control desde Ecuador hacia el norte. Entre otras tareas, se determina a qué altura están las partículas de ceniza, en qué dirección se mueven y otros parámetros.

 

Para Gorki Ruiz, el papel de la dirección y velocidad del viento es importante. En algunas zonas del planeta, las direcciones del viento son estacionales: en la erupción del volcán Puyehue el viento dominante en esta época del año, sopla desde el oeste hacia el oriente y por eso las nubes de ceniza generadas viajan al este de Chile. De esta manera, afectó a Argentina y llegó incluso hasta Australia y Nueva Zelanda, a más de 9 000 km de distancia.

 

En Ecuador, en la erupción de mayo del 2010, el Tungurahua lanzó una columna eruptiva de 13 km sobre el volcán, y los vientos llevaron las finas partículas hacia el oeste, obligando al cierre del aeropuerto de Guayaquil.

 

Pérdidas entre los ganaderos

Sociedades rurales de la provincia Chubut, en el sur de Argentina, advirtieron ayer que ya dan por perdidas 750 000 cabezas de ganado ovino en los departamentos más afectados por la caída de cenizas del volcán Puyehue.

 

El fenómeno no solo dificulta la alimentación de los animales, sino que desgasta su dentadura -por el efecto erosivo que tiene la ceniza mezclada con el alimento- y reduce la calidad de su lana.
Por otro lado, ayer se conoció que el volcán Dubbi, en Eritrea, entró en erupción y nubes de cenizas volcánicas se elevaron el lunes hasta 15 km de altura, según el Centro de Alerta de Cenizas Volcánicas (VAAC, por sus siglas en inglés), perturbando el tráfico aéreo en esa región.

 

"Según imágenes de satélite que observamos, las cenizas volcánicas alcanzan de 13 a 15 km de altura. No estamos en una situación crítica como ocurrió con el volcán islandés Grimsvötn, que abarcaba una zona de tráfico aérea muy densa, pues el tráfico es mucho menos importante" en África del este, explicó Jean Nicolau del l VAAC, uno de los centros internacionales de vigilancia, a cargo de Europa del sur y África.

 

Fuente: http://www.elcomercio.com/mundo/viento-puede-transportar-ceniza-volcanica_0_498550273.html