La organización también sostuvo que el lento ritmo de la reconstrucción estaba intensificando el sufrimiento de las víctimas y pidió que se aceleraran los esfuerzos para que la región retome su actividad regular.
Un año después de que el terremoto de magnitud 9,0 del 11 de marzo desatara un gigantesco tsunami que causó la muerte de unas 16.000 personas y provocó la peor crisis nuclear desde Chernóbil, unos 326.000 japoneses aún están sin hogar.
Casi 3.300 personas permanecen desaparecidas.
'El Gobierno central ha propuesto escenarios diferentes, pero éstos afrontaron una fuerte oposición de gobiernos locales y también de personas directamente afectadas por el sismo y el tsunami', dijo a Reuters el presidente de la Cruz Roja Japonesa, Tadateru Konoe, durante un evento de prensa para marcar el aniversario de la tragedia.
'Al no existir un acuerdo sobre un plan maestro para la rehabilitación y la reconstrucción, es muy difícil siquiera empezar el proceso de reconstrucción. Creo que lo primero es acelerar el proceso, entonces podremos movilizarnos', afirmó.
Las esperanzas de que el triple desastre despertara a Japón de su prolongado sopor económico y político se desvanecieron hace tiempo.
La deuda gubernamental se ha ido acumulando, mientras que las decisiones clave han sido pospuestas y los políticos han reanudado sus disputas en el estancado Parlamento. La desconfianza pública en las autoridades y políticos se ha incrementado.
La Cruz Roja recaudó 400.000 millones de yenes (4.950 millones de dólares) en el último año de donantes dentro y fuera de Japón, y proveyó 290.000 millones en compensaciones a residentes afectados.
El organismo indicó que las actividades habían cambiado en el transcurso de un año desde la atención de necesidades médicas urgentes para sobrevivientes -muchos de ellos ancianos- a asistencia de largo plazo, como ayuda en la reconstrucción de instalaciones de salud temporales y permanentes.
La incertidumbre, dijo, estaba profundizando el sentimiento de aislamiento entre muchos de los sobrevivientes, lo que se suma a sus traumas sicológicos.
'El lento ritmo de la reconstrucción en la costa noreste devastada de Japón está contribuyendo al estrés de los sobrevivientes, puesto que hay poca claridad sobre cuánto tiempo más permanecerán en alojamientos temporales', señaló la entidad en un comunicado.
Las comunidades cercanas a la planta nuclear de Fukushima, destruida por el tsunami, han tenido que lidiar con un estrés y ansiedad adicionales debido a los efectos a largo plazo de la radiación filtrada luego de las fusiones de los reactores en la estación, dijo la Cruz Roja.