CONTINÚA LA ERUPCIÓN, DISMINUYE LA INTENSIDAD
Resumen
El volcán Fernandina, ubicado en la provincia de Galápagos a 90 km al NW de Puerto Villamil y 140 km al WNW de Puerto Ayora, presenta una nueva fase eruptiva desde el 4 de septiembre del 2017, luego de 8 años sin mayor actividad superficial. Entre marzo 2015 y septiembre 2017 se observó una inflación de 17 cm centrada en la caldera del volcán asociada al ingreso de un nuevo magma. La actividad sísmica empezó el 4 de septiembre con sismos de tipo híbrido (fracturas con movimientos de fluidos) seguidos por sismos de tipo Largo Periodo (movimientos de fluidos). El inicio de la erupción está asociado a un tremor volcánico que empezó a las 12h25 Tiempo Local. Los flujos de lava se originaron aparentemente desde una fisura circunferencial cercana a la fisura de la erupción de 2005 al S-SW de la caldera. Los flujos de lava bajaron por los flancos S y SW pero hasta el momento no hay evidencia de que hayan llegado al mar. Según los datos sísmicos y satelitales la intensidad de la erupción ha disminuido significativamente con respecto a su inicio el 4 de septiembre, pero hasta la noche del 5 de septiembre se podían observar flujos de lava activos. Típicamente las erupciones en Galápagos tienen duraciones de días a semanas con variaciones pulsátiles en la actividad. Es importante indicar que hay también la posibilidad de otros fenómenos en el volcán como el colapso del fondo de la caldera asociado a erupciones explosivas (erupción de 1968) o el deslizamiento de las paredes de la caldera (erupción de 1988) por lo que se recomienda no acercarse a la caldera o a la fisura eruptiva.
Una emergencia por erupción volcánica puede resultar muy diferente del caso de un terremoto por una razón fundamental: una erupción es un proceso progresivo y puede ser anticipada si el volcán está correctamente vigilado y monitoreado. Manejada adecuadamente, la información proveniente del monitoreo puede ayudarnos de forma muy significativa a minimizar los impactos de una erupción.
Así, las reacciones y actitudes que debemos adoptar frente a una erupción volcánica se dividen en tres períodos de tiempo diferentes: ANTES, DURANTE y DESPUÉS.
El periodo que precede a la reactivación de un volcán puede ser relativamente largo. Si el diagnóstico de los volcanólogos indica que el volcán se encuentra en estado de tranquilidad, es posible que todavía queden muchos años antes de que ocurra la próxima erupción. Es muy importante aprovechar este valioso tiempo para realizar las siguientes tareas:
Si el diagnóstico de los volcanólogos indica que el volcán ha incrementado su actividad y que es posible que una erupción se acerque, entonces debes:
Una erupción es un proceso que puede durar desde pocos minutos hasta varios días. Sin embargo, las erupciones raramente se presentan como un episodio único, sino que se producen en grupos durante periodos eruptivos, que pueden durar algunas horas hasta varios años. Por ejemplo, el último periodo eruptivo del Guagua Pichincha duró cerca de tres meses, entre octubre y diciembre 1999, durante los cuales ocurrieron varias erupciones, que duraron desde pocos minutos (explosiones) hasta algunos días (extrusión de domos de lava). Entonces, lo que hagas durante una erupción debe adaptarse al progreso de la actividad del volcán. Tus planes de contingencia deberán tener en cuenta la eventualidad de que el periodo eruptivo pueda durar hasta varios años.
Así, no olvides:
Luego de una erupción o de un periodo eruptivo de un volcán, es importante que se realicen las siguientes actividades:
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